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Es imposible pensar en la poeta chilena Gabriela Mistral sin su estrecho vínculo con la naturaleza y, sobre todo, con el árbol, tanto en su forma física como en su interpretación espiritual, y es que anduvo por la vida plantando arbustos en su tierra natal y en México. 

Es una calurosa mañana del 13 abril, donde lectoras y escritoras se reunieron en el Jardín Principal de Mineral del Chico, un pequeño municipio de Hidalgo para rendirle un homenaje. Hay mujeres que apenas comienzan a familiarizarse con la escritora y otras cuya formación se debe, en parte, a la fuerza que la poeta posmodernista ejerció como bandera de la naturaleza y la educación. 

Eliana Albala Levy, Claudia Sandoval, Perla Ibarra y Yanira García son algunas de las artistas hidalguenses que empujaron con fuerza este homenaje. Sin ellas, no podría entenderse la importancia del encuentro. Forman parte de una lectura colectiva de Los sonetos de la muerte bajo el inclemente sol. 

Junto a ellas, un tronco de árbol descansa dentro de una vitrina rectangular que da la apariencia de contener una reliquia sagrada que, sin embargo, casi lo es. No se trata de un ejemplar de árbol cualquiera, sino de un romerillo real que Gabriela Mistral plantó en el corazón del Jardín Principal de Mineral del Chico, el 13 de abril de 1924.

Marcó así una conexión eterna entre el legado de nuestra tierra”, dijo durante el homenaje el director de Turismo, Juan Marcos Torres Gress. 

Tronco del árbol plantado por la poeta
Tronco del romerillo plantado por Gabriela Mistral en 1924. Creditos: Perla Ibarra (cortesía).

Resalta el orgullo de recordar una figura de la literatura universal en este pequeño pueblo, que tienen cerca 8 mil 828 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).  

Es una oportunidad, según dice, para “promover el amor por nuestra naturaleza”. También “es imperativo honrar nuestro patrimonio y seguir cultivando los valores que nos enriquecen como sociedad”. 

Gabriela Mistral y la intención de plantar un árbol 

El homenaje justamente tiene que ver con ese tronco. Suman 100 años desde que la poeta lo plantó, un momento que no podía pasar desapercibido para la comunidad literaria que aún repasa las ideas de quién murió en 1957, en Nueva York, a 12 años de ganar el Premio Nobel. 

El romerillo real adquirió ese nombre porque sus hojas parecen de romero, una hierba verde que puede tener flores blancas, rosas, púrpuras o azules. En la época prehispánica, este árbol era considerado como “sagrado”, debido a sus propiedades curativas, explica a las y los asistentes Sergio Gómez, un guía turístico que conoce perfectamente la región. 

Señala que, actualmente, se investiga el extracto de sus hojas para tratamientos para el cáncer de mama. De su tallo, salen los elementos necesarios para producir el Taxol, un medicamento de quimioterapia que sirve para disminuir el dolor producido por cualquier variante de dicha enfermedad. La artista falleció el 10 de enero de 1957 por complicaciones del cáncer de páncreas. Fue como si, al plantar aquel romerillo, la poeta también hubiese dejado un adelanto de su propio destino. 

En contraste, el árbol murió a finales de la década de 1990, es decir, 33 años después de que Gabriela Mistral recibió la extremaunción antes de morir por el cáncer. En el Jardín Principal solo quedó una placa, colocada en 1999. 

Rescatan al primer ejemplar del olvido en Mineral del Chico 

Sergio Gómez señala que, en el 2012, el entonces gobierno municipal de Mineral del Chico intentó colocar un nuevo ejemplar. Este estaría en el mismo sitió, cerca de la placa conmemorativa sobre el primer arbusto. 

Un día, personal del Ayuntamiento comenzó a cortar el tronco que quedaba del viejo ejemplar. “Lo iban a despedazar”. Sergio Gómez pidió que esperaran y logró que el presidente municipal le permitiera llevarse ese pedazo, cuyo crecimiento la poeta ya no alcanzó a ver. 

Lo almacenó por más de una década en su casa, sabiendo de su importancia. El 29 de enero de este 2024, supo de los preparativos para el centenario. Junto al encargado de Turismo, cargaron el tronco hasta el Ayuntamiento y lo limpiaron. Es el mismo que exhiben en esa vitrina transparente, ante las escritoras y los demás asistentes a la ceremonia. 

Ahora es parte de la historia, no solo de nuestro pueblo, sino de nuestro país. Sabemos que, al sembrar este árbol hace 100 años, en nuestro país conmemoramos el Día del Árbol. Ahora, un pedazo de madera, o un tronco, o un árbol, nos unió”, dice Sergio Gómez. 

Sergio Gómez, guía turístico de Mineral del Chico.
Sergio Gómez, guía turístico de Mineral del Chico. Creditos: Perla Ibarra (cortesía).

El acercamiento con los árboles “sagrados” 

El biógrafo de la poeta, Fabio Moraga, asegura que uno de los primeros acercamientos de Gabriela Mistral con la plantación de árboles en México ocurrió aproximadamente el 27 de julio de 1922. A pocos días de llegar a la ciudad de México, acudió a una ceremonia cívica en Texcoco, donde la recién fundada SEP plantó un ahuehuete, el árbol sagrado de los aztecas. 

Un año antes, la autoridad educativa eligió a dicho ejemplar como árbol nacional, en conmemoración del centenario de la independencia mexicana. Lo fue por su “esplendor, belleza, longevidad, dimensiones colosales y tradición”, dice Fabrio Moraga, en un texto que preparó para la ocasión. 

La significación del ahuehuete proviene de tiempos prehispánicos, periodo en que pobladores le adjudicaron cualidades sagradas. 

Gabriela Mistral planta árbol en Texcoco.
Gabriela Mistral plantando un ahuehuete en Texcoco, 27 de julio de 1922. Creditos: Recopilación de Fabio Moraga.

Ni para el ministro, ni para la poeta y maestra chilena (Gabriela Mistral), era una ceremonia cualquiera (la de Texcoco). Plantar un árbol tenía un profundo significado espiritual y haber elegido el árbol sagrado de los indígenas del centro de México, después retomado por la revolución como un símbolo que conectaba con el pasado, era un acto de profunda espiritualidad”, señala Fabio Moraga. 

Para entonces, Gabriela Mistral recién llegaba al país para trabajar en la SEP. La institución tenía entre sus metas impulsar una identidad mexicana de la mano de José Vasconcelos. 

Además, la vida de la poeta nunca estuvo desligada del contacto con la naturaleza. Vicuña, el pueblo donde nació en Chile, se caracteriza como una región similar en su entorno a Mineral del Chico, Hidalgo. 

En esa zona de Chile, los ríos suelen atravesar un paisaje árido “y permiten que la agricultura y la vida florezcan en muchos pueblos campesinos y mineros similares a los que en México llamamos mágicos”. 

Gabriela Mistral y su relación con los árboles 

Perpetua educadora y aprendiz, Gabriela Mistral prefería dar clases a niños campesinos de Chile bajo los parrones. En aquel país, así se le conoce a las hileras de arbustos de uva usados para hacer vino. 

Es una tradición milenaria que principalmente era empleada en la filosofía vedanta. Esta es una corriente que aborda el ideal del ser que puede alcanzarse mediante distintas técnicas. Principalmente, es una disciplina que Gabriela Mistral hizo suya tras leer al poeta y músico Rabindranath Tagore, señala el investigador. 

Puede que la inclinación por este escritor de origen indio sea superior al simple gusto poético. Para los practicantes de vedanta, el árbol es un símbolo de divinidad, parte central de su cosmovisión. Fabio Moraga precisa que el libro principal de esta filosofía profesada por Rabindranath Tagore, el Vedanta-sutra de Badaraiana, tiene cerca de 150 referencias “a la centralidad del árbol”. 

En este mundo material no hay ninguna experiencia ordinaria de algún árbol situado con sus ramas hacia abajo y sus raíces hacia arriba, pero tal cosa sí existe. Ese árbol puede encontrarse junto a un estanque. Nosotros podemos ver que los árboles de la orilla se reflejan en el agua con sus ramas hacia abajo y sus raíces hacia arriba. En otras palabras, el árbol de este mundo material es solamente un reflejo del verdadero árbol del mundo espiritual”, señala El Bhagavad Gita tal como es, una traducción hecha en 1975 en México. 

Hay imágenes -pocas- de Gabriela Mistral plantando otro tipo de árbol, como un canelo en la ciudad de Osorno, en Chile, en 1938. Ese año, el gobierno municipal la invitó a una ceremonia el 2 de mayo en dicha plaza principal, donde plantó el ejemplar, sagrado para los indígenas mapuche: otro encuentro similar como el ocurrido en Mineral del Monte, 14 años antes.  

Ya sea el canelo, en el extremo sur de Chile, el ahuehuete en el centro o el pino, acá en el Chico, el árbol no sólo es fuente de sombra y de suavidad del paisaje, también es una conexión con la vida, el agua y el equilibrio de la naturaleza. Sin árboles no hay vida”, resalta Fabio Mogara. 

Gabriela Mistral plantando un árbol canelo en Osorno, Chile, en 1938.
Gabriela Mistral plantando un árbol canelo en Osorno, Chile, en 1938. Creditos: Recopilación de Fabio Moraga.

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bryan

Bryan Rivera González

Estudió Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Reportero desde 2019. Amante de las historias.

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