Bryan Rivera

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Bryan Rivera González

La “imposible” disculpa de Octavio Castillo en la UAEH

Solucionar parte del conflicto en la UAEH con la simple disculpa de Octavio Castillo, parecía una opción sencilla. Tenía a su alcance una puerta que le permitiría salir de un conflicto que no ha dejado dormir cómodamente desde hace un mes.  Pero en cuestión de minutos, la distancia se alargó, alargó y alargó, en un pasillo infinito. 

Hasta parece el desarrollo de una mala película. Una donde el protagonista está punto de lograr su cometido, antes de que alguna inesperada peripecia lo arruine todo frente a sus narices.  

A media negociación, el movimiento estudiantil exigió una disculpa a Octavio Castillo por las agresiones donde alrededor de 20 personas salieron lesionadas en Abasolo el 19 de septiembre, entre ellas madres de alumnos. No se logró. 

Desde que inició la mesa de trabajo, hubo signos de una intransigencia institucional, no muy distinta a la de las últimas semanas.  

La inmediata disposición que días antes reflejó la defensora universitaria, Elsa Ángeles, fue borrada por la actitud prepotente que mostró en la negociación. Acuso a los alumnos de haber sido ellos los instigadores de la violencia. 

La “imposible” disculpa de Octavio Castillo en la UAEH
Meme sobre negociación entre alumnas y alumnos con la UAEH. Creditos: Garzameme UAEH.

La propuesta institucional de que el Consejo Universitario sesione para votar la salida de Esteban Rodríguez como presidente del Consejo Estudiantil, va a saco roto. El Consejo fácilmente podría votar por su no destitución, asfixiando así uno de los objetivos del movimiento estudiantil. 

El rector se notaba tenso, nervioso. Tal vez por eso no quiso encabezar la negociación en un inicio, dejando la voz a Elsa Ángeles.  

No le quedó de otra cuando el movimiento estudiantil le exigió responder directamente, sin su intermediaria. Se animó a hablar cuando parecía que la negociación iba por buen camino. Iba bien, hasta que le pidieron lo “impensable”.  

Su rechazo, no fue un simple gesto espontáneo. 

Las instituciones tienen ego. Es el mismo que defienden bajo el desgastado emblema del “orgullo universitario”. Para la UAEH, una disculpa de Octavio Castillo representaba algo más, algo mucho para ellos: el poder, inamovible, sometido a la voluntad de las y los estudiantes. 

El Grupo Universidad ya había cedido a “tanto”, como para dejarse pisotear (léase conforme a su lógica). 

El desenlace fue su peor humillación. Un rector corriendo hacia un auto del SUMA, rodeado por un escudo de directivos, bajo las rechiflas del alumnado. Vaya imagen. 

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