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A sus 60 años, Estanislao Hernández era un hombre del pueblo, es decir, reconocido y acogido por la gente de Zacualtipán, en Hidalgo, donde un par de policías municipales lo denigraron con la violencia que solo se conoce a través de los puñetazos y las patadas. 

No hay persona en Zacualtipán que no sepa quién era “Tani”, como solían referirse a él. Lo veían en las calles, caminando kilómetros para trasladarse de su pequeña casa a un campo que rentaba para sembrar frijol. También lo recuerdan por hacer todo tipo de trabajos con tal de ganarse un sustento que a sus ásperas manos siempre le fue difícil obtener. 

Esta misma gente se encargó de difundir el video donde dos policías los patearon y golpearon la tarde del 25 de julio. El motivo, una falta administrativa por estar ebrio que, según el alcalde Edgar Moreno Gayosso, atendieron por una denuncia anónima. 

Estanislao, el hombre de mil trabajos que murió en la duda de la violencia policial en Hidalgo.
Estanislao siendo detenido por policías municipales de Zacualtipán. Creditos: Especial.

A los seis días, las mismas redes difundieron el cara morena y agrietada de “Tani”, con los ojos cerrados y la boca conectada a un tubo. Estaba en el hospital del IMSS de Zacualtipán, rodeado por una enfermera. Al día siguiente, murió. 

Las y los pobladores no comprenden porqué los policías actuaron con esa violencia contra “Tani” en este municipio al norte de Hidalgo. 

“Las veces que convivimos en familia, el señor no era grosero, más bien era muy cooperativo en general. Le gustaba trabajar”, dice una de las vecinas cuyo esposo, durante años, le dio trabajo.  

Frecuente era que cualquier persona contratara a Estanislao para distintas faenas, siempre solícito. Una persona cuya necesidad lo empujaba a emplearse en lo que fuera, como pudiera. La siembra de maíz y frijol, su actividad “principal”, no alcanzaba para sobrevivir. Tampoco podía tener un empleo más estable. Los patrones no lo contrataban por una incapacidad visual, debido a su ojo desviado.  

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Momento que lo suben a la batea de la camioneta de la Policía Municipal. Creditos: Especial

Completaba sus gastos con cualquier trabajo que le dieran los vecinos de Zacualtipán o Tianguistengo, municipios colindantes, como engrasar cortinas de los negocios o ir por los mandados.  

A su esposo, “Tani” lo ayudaba deshierbando un terreno. Cuando no tenían agua, la traía de un pozo a 15 minutos, cargando dos garrafones de 20 litros en sus espaldas y botellas de tres litros en las manos.  

La tradición de “apoyarnos como familia” hacía que las personas lo invitaran a comer cada vez que trabajaba para ellos. Y ante la plática, ante el plato, mostraba una de las cosas que verdaderamente tenía: amabilidad, respeto, un comedimiento que las entrevistadas recuerdan como uno de sus principales atributos. 

“No le faltó comida, ya que Dios es bueno” 

“Tani” se trasladaba hasta Zacualtipán, cuando él vivía a más de 15 kilómetros en un pequeño terreno de alrededor de 150 metros, en una comunidad aislada de Tianguistengo. Casi diario soportaba un recorrido de más de tres horas a pie, o de media hora en auto, para llegar a Zacualtipán y tener un poco de trabajo. 

Por eso los vecinos de Zacualtipán frecuentemente le ofrecían un espacio donde pasar la noche y no arriesgarse. Y tal vez eso fortalecía su carácter servicial.  

“Mi casa muy humilde, pero de que yo conocí al señor, no le faltó comida, ya que Dios es muy bueno”, dijo otra habitante en su testimonio. 

Por supuesto que “Tani” no era ajeno a uno de los vicios más arraigadas en México: el alcohol. Cada persona lo asimila de manera distinta, y él “jamás fue maleducado” cuando bebía. En ocasiones, incluso frente a las familias que lo contrataban cuando le ofrecían. 

“Sí se echaba su copa, pero muy de vez en cuando. No era alcohólico como dicen”, agrega una vecina. 

Y así, caminando en las calles de Zacualtipán, con unas copas encima, fue detenido por dos policías municipales por presuntamente alterar el orden público. Una sanción administrativa que le valió la violencia ser golpeado y pateado en plena calle, antes de ser llevado a la comandancia de este municipio en Hidalgo la tarde de ese 25 de julio . 

Por la noche del día 31, habitantes de Zacualtipán difundieron un video de Estanislao internado en hospital IMSS del municipio. El rumor de su muerte comenzó a arder en los grupos de Facebook de alertas y ventas comunales.  

La protesta que “Tani” no imaginó 

En la mañana siguiente, una camioneta blanca ayudó a trasladar el féretro de “Tani” amarrado a la batea con un par de cuerdas. El azul aterciopelado de su ataúd iba acompañado de carteles de justicia que Estanislao, el hombre del Pueblo, jamás pensó que serían en su nombre.  

Se desconoce quiene cubrieron los gastos del sepelio; si todos los vecinos aportaron o si también lo organizó el hermano de “Tani”, a quien este medio no pudo localizar . La única certeza, son las docenas de personas que ese día marcharon en procesión rumbo al Ayuntamiento de Zacualtipán. 

Estanislao, el hombre de mil trabajos que murió en la duda de la violencia policial en Hidalgo.
Féretro de Estanislao, quien murió tras presunto abuso policial en Zacualtipán. Creditos: Especial.

Y en el ardor del reclamo, unas llamaradas tangibles: una patrulla incendiada y muebles ardiendo frente a la presidencia municipal, luego de que varias personas ingresaron al inmueble, buscando al edil, Edgar Moreno. 

Las y los pobladores querían responsables. Vieron en el alcalde a la persona perfecta, tanto porque los policías agresores pertenecen al ayuntamiento, como por no haber dado la cara tras la violencia que ejercieron, pese a que la noticia comenzaba a poner a Hidalgo, de nuevo, en el ámbito nacional. 

Sin encontrarlo en la presidencia, fueron hasta su casa con la intención de lincharlo. Edgar Moreno logró evitar a la muchedumbre huyendo por la azotea. 

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El alcalde, Edgar Moreno Gayosso escapando de su domicilio. Creditos: Especial

Nada impidió que varias personas entraran a su casa por la ventana del primer piso, subiendo por una escalera plegable. Desde ahí, sacaron pantallas y cuantos objetos pudieron. También incendiaron la camioneta del edil. 

Dudas sobre la violencia policial como causa de muerte de “Tani” en Hidalgo 

Aquí es donde las versiones luchan contra la “verdad” oficial. Al día siguiente, Edgar Moreno dijo en entrevista que la golpiza de los policías no causó la muerte de “Tani”. Según él, los elementos de seguridad sí se extralimitaron, pero posteriormente al hombre de 60 años lo liberaron tras cumplir con la sanción por su falta. 

El alcalde dijo que, tras quedar libre, Estanislao siguió bebiendo y tres días después se golpeó en un terreno al sufrir una caída. Aseguró que el dueño del predio avisó a las autoridades. Al encontrarlo, los paramédicos lo trasladaron al IMSS de Zacualtipán, donde falleció por un traumatismo. 

Entre tanto, aseguró que los agentes que actuaron con tal violencia están dados de baja, mientras la Procuraduría de Hidalgo investiga los hechos. 

Edgar Moreno aprovechó para repartir responsabilidades por los daños en su casa y el ayuntamiento. Acusó que un grupo externo al municipio incentivó a los habitantes a cometer vandalismo para desestabilizar a su gobierno. 

El mismo día, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar aseguró que investigaban la presunta responsabilidad de agitadores. Refiriéndose más a este evento que a la muerte de “Tani” y dijo que no habrá impunidad por los daños a la casa del edil. 

Una vecina que conoció a Tani contó a este medio las causas de la indignación de la gente:  

“¿Qué tan cierto puede ser? (lo que dice el edil). Cuando fuimos a la protesta para que dieran una explicación del suceso, nadie salió a atender, y sin que ningún servidor público (policía) fuera ‘responsable’ (…) Ahí hay más cosas del porqué están molestos (los vecinos) y de su forma de actuar. Como lo dicen los noticieros: que varios se quejan de su mal gobierno (de Edgar Moreno). En fin, creo que un mal gobierno nunca acepta lo que está haciendo”. 

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bryan

Bryan Rivera González

Estudió Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Reportero desde 2019. Amante de las historias.