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La discriminación en las universidades tiene distintas formas. Uno de ellas, es la violencia pasivo-agresiva de profesoras y profesores contra estudiantes de danza por su peso, ejercida como consecuencia de las severas reglas en torno a esta profesión. Ocurre en muchas instituciones, entre ellas, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH)

En 2019, Amanda —nombre elegido como anonimato— decidió inscribirse a la licenciatura de danza en el Instituto de Artes: la división académica que concentra tres licenciaturas desde hace 21 años: música, danza, artes visuales y arte dramático. 

La convocatoria, destaca que las y los aspirantes deben asistir a un curso propedéutico los viernes y sábados, durante cuatro meses y medio. Ella es originaria de Xalapa, Veracruz. Decidió dejar su lugar de origen y perseguir su sueño. Esto implicó rentar en el municipio de Real del Monte. 

Asistió a una valoración médica dentro de la UAEH, que forma parte de los requisitos. El objetivo, era únicamente demostrar que la aspirante “no tenía padecimientos respiratorios, cardiovasculares, ortopédicos, o alguna patología que le impida realizar actividades físicas de alto rendimiento”. 

Sin embargo, asegura que hubo una petición específica de las personas encargadas de la admisión. Considera que esto podía ser un ejemplo de discriminación en las universidades, considerando que en escuelas anteriores de danza no tuvo conflictos por su peso.

“Desde el principio nos pidieron a todos los que teníamos sobrepeso que nos comprometiéramos a bajar y a no lesionarnos”. 

La UAEH y la discriminación en las universidades de danza por sobrepeso.
Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Creditos: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

“Me dijo que mi cuerpo estaba defectuoso” 

El primer golpe directo de discriminación por su peso, lo recibió de la maestra Jazmín Rivera Herrera, encargada de las admisiones del Instituto de Artes. 

“Ella me dijo que mi cuerpo era mi herramienta, pero que tenía huecos, que estaba defectuoso”. 

Lo anterior, cuando Amanda asistió a todas las clases de propedéutico. Ninguna clase le costó trabajo, asegura. Logró salir sin ninguna lesión. 

Al terminar el proceso propedéutico, recibió la noticia. No fue aceptada, aun con su “destacada” participación, según precisaron las autoridades educativas como respuesta. En cambio, “aceptaron a muchos de sus compañeros hombres con sobrepeso”. 

“Yo ya había estado en una escuela de danza antes, tenía experiencia. Mis compañeros no”.

La UAEH y la discriminación en las universidades de danza por sobrepeso.
Alumnas de artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Creditos: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Durante el propedéutico, Amanda encontró a otros profesores que la evaluaron sin distinción por su aspecto físico. Sin embargo, uno de ellos le comentó que Jazmín Rivera no tomó en cuenta sus calificaciones para aceptar su ingreso a la licenciatura de danza. 

“Yo tenía buenas calificaciones en todas las materias: 8, 9 y 10. Ninguna falta”, comentó Amanda. 

La joven trató de hablar con cualquier otra autoridad, incluso con la directora del Instituto de Artes de ese entonces, Erika Liliana Villanueva Concha, pero no tuvo éxito.  

Por esta discriminación en las universidades, Amanda cargó las consecuencias económicas de todo el proceso propedéutico. Gastó alrededor de 42 mil pesos en renta, comida y pasajes, durante sus cuatro meses y medio de estancia en Mineral del Monte, Hidalgo. 

Discriminación en las universidades de danza puede desatar trastornos alimenticios 

Dentro del Instituto de Artes, Amanda no es la única que padeció las severas reglas de este gremio artístico, que rayan en actos de discriminación.  

Otra joven, Lizbeth, ingresó en julio del 2022. Durante una clase de baile, un profesor le comentó a ella y a sus compañeras “que estaban hinchadas del abdomen” y que “deberían cambiar sus métodos alimenticios”. 

“Sé que debía cambiar mis hábitos alimenticios, pero la solución del profesor fue no desayunar hasta después de su clase, lo cual es preocupante”, dijo. 

Al preguntarle si esto había afectado su salud mental, respondió que no, contrario a otras personas cuya autoestima es afectada. 

“Afortunadamente no me sentí atacada, porque sabía que estas cosas podrían pasar. Es común en la carrera”. 

La UAEH y la discriminación en las universidades de danza por sobrepeso.
Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Creditos: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Asimismo, a lo largo de la carrera, Emilio tuvo que resistir los comentarios pasivo-agresivos de los profesores. Ingresó a licenciatura de danza, en 2020. Acreditó el curso propedéutico y logró formar parte de esa generación. 

Sufrió un trastorno alimentario leve, a partir de una opinión relacionada a su cuerpo. Sobre el tipo de comentario no quiso entrar en detalles, por temor a represalias como estudiante. 

Emilio comenta que en la carrera reciben acompañamiento nutricional. También, hay un psicólogo que ayuda a pasar “todo el proceso y que no afecten los malos comentarios”. 

En conjunto, estos jóvenes comentaron que existen más personas que —como ellos— son discriminadas en las universidades y escuelas de danza por su peso, pero que no hablan por miedo a las represalias de los docentes. 

La UAEH y la discriminación en las universidades de danza por sobrepeso.
Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Creditos: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Trastornos alimentarios, un problema generalizado 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 14 millones de personas padecieron trastornos de la alimentación hasta 2019, de las cuales, tres millones eran niñas, niños y adolescentes. 

De esta información, hay otro dato preocupante: cerca de 22 mil casos anuales, son de jóvenes con edad de entre 13 y 18 años. 

En cambio, Ana Rosa García Berdeja, especialista del Hospital Psiquiátrico Infantil “Juan N. Navarro”, de la Secretaría de Salud federal, estimó que cerca del 25% de adolescentes padece algún grado de transtorno de la alimentación. 

Subrayó que 15 de 25 pacientes atendidos de entre 13 y 17 años, estaban en riesgo de desarrollar un problema relacionado a la conducta alimentaria, según un comunicado de la Secretaría de Salud, emitido el 7 de enero del 2023. 

Ana Rosa García dijo que estas personas suelen buscar ayuda hasta diez años después de los primeros conflictos de alimentación. Destacó la baja frecuencia de personas que solicitan apoyo.  

Los trastornos más comunes son la bulimia, anorexia y los atracones. Destacó que impacta principalmente a las mujeres. Por cada hombre, pueden haber hasta diez mujeres con estos problemas, aseguró. 

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Zaira Velazquez

Zaira Velázquez

Escritora de oficio y comunicóloga de profesión, fanática de escuchar historias y más aún de plasmarlas letras. Si pudiera definirme con una palabra, sería apasionada.