En el corazón de Tizayuca, un grupo de mujeres fomenta distintas expresiones artísticas con el propósito de que jóvenes vean más allá del entretenimiento y resignifiquen sus vidas; son el “Colectivo Meraki, Mujeres en el Arte”,
En este pequeño poblado de Hidalgo con 168 mil 302 habitantes, caracterizado por inseguridad y ser hogar de miles de personas que a diario viajan al Edomex, la CDMX o Pachuca a trabajar, “Colectivo Meraki” es un espacio donde artistas comparten su pasión.
Este grupo enfrenta la difícil tarea de inspirar a otras jóvenes a acercarse al mundo del arte. Dirigido por Andrea Ramos Miguel, bailarina de profesión, el colectivo busca generar un impacto positivo en la juventud.
“Meraki” es una palabra griega que significa poner el corazón, el alma, la creatividad y el amor en todo lo que se hace. Es dejar una huella positiva de ti en todo lo que pasa por tus manos y tu vida.
Bajo esta premisa, Andrea fundó el “Colectivo Meraki” en septiembre de 2024 junto con otras mujeres, ante la falta de oportunidades y de apoyo para las artistas de Tizayuca, especialmente en cuanto a espacios para exhibir sus obras, realizar presentaciones o enseñar.
El objetivo era crear y compartir su arte con la comunidad, buscando mayor reconocimiento para sus integrantes y un impacto positivo en la sociedad.
Actualmente, Andrea encabeza un grupo de aproximadamente 70 personas dedicadas a distintas disciplinas artísticas como fotografía, maquillaje artístico y diseño de modas. Lo que comenzó con una pequeña exposición local, se ha convertido en varios eventos importantes, incluyendo una exposición de arte y presentaciones en honor al Día de Muertos.
Andrea considera que el apoyo del ayuntamiento ha sido clave para acceder a espacios y recursos, aunque el colectivo mantiene su independencia como proyecto.
Colectivo Meraki apuesta por el talento juvenil
Andrea comenzó a incursionar en la danza clásica a los 13 años. Para ella, es un medio de autoconocimiento y expresión, especialmente cuando enfrenta diversos desafíos personales, como el rechazo familiar por su vocación artística y los estereotipos sobre el cuerpo “ideal” en la danza.
Andrea afirmó haber experimentado el poder transformador del arte y ahora busca transmitirlo a sus alumnas. Las motiva a aceptarse y a canalizar sus emociones a través de sus talentos artísticos.
Enfatiza que la danza y la pintura le permiten expresarse y transformar vivencias difíciles en una expresión artística. A través de su trabajo, busca inspirar a personas de todas las edades, mostrando que el arte puede ser un medio de expresión y superación personal.
Con 23 años, Andrea lidera el colectivo Meraki con sus compañeras. Dijo que este proyecto nació como una oportunidad para que otras jóvenes, sin importar su experiencia, se desarrollen en distintas ramas del arte.
Por otro lado, Eunice Deyanira Pérez López, de 25 años, ha dedicado su vida a la danza, especialmente a las danzas polinesias. Desde pequeña, este arte ha sido una pasión que formó su identidad.
Hoy, como integrante e instructora en el colectivo, Eunice comparte esa vocación con las nuevas generaciones.
La danza es una fórmula de expresión para mí. Es una manera de comunicarme, de transmitir emociones”, afirma.
Llevar el arte fuera de Tizayuca
Eunice se unió al colectivo en septiembre motivada por la posibilidad de llevar su expresión artística más allá de los límites de Tizayuca. Quería ofrecer a sus estudiantes nuevas experiencias.
Mi misión dentro del colectivo es ayudar a que los niños y jóvenes conozcan otras expresiones artísticas, no solo las que yo enseño. Quiero que salgan de su zona de confort.”
El Colectivo Meraki integra a personas de distintas edades de Tizayuca, principalmente jóvenes. Un ejemplo es Ximena, una chica de 14 años que aporta con el mismo esmero y vigor que el resto de sus colegas.
Para este reportaje, Andrea la describe como la integrante más joven. Tras ser presentada, Ximena explica que colabora en el colectivo desde la disciplina que más conoce: la música. Desde temprana edad, nació su amor por este arte. Rodeada de canciones de diversos géneros que sus padres escuchaban en casa, sintió que la música abarcaba todo su espíritu.
Desde los siete años, tomó clases de guitarra. Su primera presentación en público fue en una iglesia católica de su comunidad. Allí descubrió que el canto era su vocación, un gusto que la llevó a colaborar en distintos discos religiosos, siendo este el inicio de su carrera.
Al crecer, aseguró que entendió que debía usar el arte para generar un impacto en otros jóvenes. Especialmente en aquellos que, atrapados en las redes sociales, pierden el contacto con la creatividad artística
El arte como motor de cambio para el colectivo Meraki en Tizayuca
Para las integrantes de Meraki, el arte es mucho más que una actividad creativa: es una herramienta que ayuda a la juventud a canalizar sus emociones y expresarse.
Uno de sus objetivos es acercar a los jóvenes de Tizayuca a diversas expresiones y motivarlos a ver el arte como un refugio y una forma de autoconocimiento. Planean realizar actividades en vivo y compartir el arte en espacios públicos para romper la brecha elitista que existe en este medio.
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El Colectivo Meraki también se distingue por su perspectiva de género, enfocada en visibilizar a las mujeres en la escena y ofrecerles un espacio seguro para expresarse. Sin embargo, evitan caer en cualquier sesgo. Para ellas, el arte no tiene género. Buscan que sus talleres y actividades incluyan a todas las personas.
Eunice subraya que su objetivo, aquello que la motiva, es que cualquier alumna o alumno prefiera la creación y contemplación artística sobre cualquier otro entretenimiento actual.
Las demás integrantes siguen un camino similar. Ximena tiene la esperanza de que, al escuchar sus canciones, las personas puedan identificarse y sentir que no están solas en sus luchas personales.
Su música aborda temas como la depresión, el amor y otras emociones que, desde su juventud, viven intensamente.
Nuevos proyectos y planes a futuro
Las integrantes del colectivo Meraki tienen la intención de ampliar su alcance en el futuro. En este sentido, están desarrollando proyectos como videodanzas, reportajes sobre el trabajo de cada integrante y la creación de contenido en redes sociales para que más personas descubran su labor.
Para 2025, Ximena planea grabar un nuevo disco, esta vez con composiciones propias. Estos proyectos reflejan el compromiso de Meraki no solo con el arte, sino con la idea de que este puede cambiar vidas y ayudar a las personas a descubrir y expresar quiénes son realmente.
Para ellas, el arte es una forma de vida y resistencia. En su mensaje final, invitaron a los jóvenes a arriesgarse y descubrir el impacto que las creaciones pueden tener en sus vidas.
Consideraron que el arte es mucho más que entretenimiento: es una forma de conectar con uno mismo, compartir emociones y encontrar un propósito más allá de la rutina diaria. Su llamado es claro:
Que el arte sea una herramienta para conocerse, para expresarse y para vivir plenamente.”
Se conciben como una familia unida por el deseo de construir una sociedad más humana y sensible.
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