Es oficial, este 2024 tampoco habrá Feria Tradicional de San Francisco en Pachuca. Así lo confirmó el presidente municipal, Jorge Reyes, bajo argumento de que esta feria no era más que el pretexto perfecto para que los “vicios” dijeran “presente” y las calles aledañas al templo, así como al Parque Hidalgo, se volvieran epicentro de actos que lastiman la “cultura positiva” y toda la buena vibra a la que aspira el nuevo alcalde.
Una forma de evitarse todo el “desorden y caos” del cual nadie se hacía responsable, considera.
Pero el trasfondo de ello bien pudiera representar una doble intención. Una supuesta consulta ciudadana de la que no presentó resultados y de la cual tampoco dio anuncio (en el sentido de que este gobierno anuncia todo) es el justificante perfecto para que, sin más ni más, aquel pueblo de los barrios altos de la capital, de las colonias populares, no le quede otra más que ir a “su fiesta” hasta el recinto ferial.
O bien, conformarse con una pequeña celebración que sustituirá a la Feria Tradicional de San Francisco en Pachuca. A ojos de Reyes, es suficiente para “el santo”.
Sin meter asuntos religiosos de por medio, Reyes califica la devoción patronal como algo menor. Sin importar que el mismo nombre de este santo sea el de su Magno Evento del Sur de Pachuca.
Olvida que la feria en el Parque Hidalgo es más que dar rienda suelta a viejas costumbres que tanto insiste en erradicar. Es tradición, es comerse unos churros mientras se escucha el vitoreo de los pregones de cobijas y ollas; es comprarse un jotkei gigante mientras los peques se ensucian la cara con algodón de azúcar.
Es disfrutar, aunque sea a medias tintas, del derecho humano al esparcimiento sin que ello represente un golpe certero a la economía semanal o quincenal.
Otras ferias patronales en Hidalgo
Lo que no quiere hacer el nuevo gobierno es responsabilizarse de esta feria, como sí lo ha hecho el gobierno de Tulancingo en Hidalgo. Aquí una problemática similar ocurre cada año en agosto, cuando es la Feria de los Angelitos, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de la Arquidiócesis.
Año con año, vecinos de las calles aledañas al templo acuden ante el comité de feria, un órgano dependiente del gobierno local, para plantear vías de solución y exigir que la festividad ocurra bajo parámetros de limpieza, la seguridad, el orden y los horarios estipulados para la fiesta del pueblo.
Sabedores del peso tradicional e incluso identitario de este festejo, la administración local (a través del comité) tiene a bien contratar personal provisional para el resguardo y vigilancia. También, para coordinar al personal de limpias y que a todo momento haya alguien juntando basura, entre otras actividades.
Dicha coordinación entre autoridades municipales, vecinos y miembros del clero tulancinguense propicia un ambiente de tranquilidad. Y aunque si bien nunca terminan las quejas, se garantiza el mutuo beneficio para la Iglesia y para el gobierno.
En 2024, dejó ganancias de 400 mil pesos, repartidos entre ambos entes y una percepción de satisfacción generalizada entre la población. Incluso resultó superior a la de la Expo Feria anual, que para muchos fue un rotundo fracaso.
Un modelo similar puede aplicarse en años siguientes para la capital hidalguense. A menos claro, que no haya interés en el gobierno de Jorge Reyes para preservar uno de los pocos rasgos de identidad que le queda(ba)n a la ciudad y prefiera que la gente vaya y gaste en la otra feria. No suena tan descabellado.
Las opiniones y análisis de los columnistas no necesariamente reflejan el punto de vista de esta casa editorial.
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