¿Qué tipo de periodismo quiere la Cuarta Transformación?
El encuentro de “Comunicadores Independientes” que tuvo lugar el pasado 13 y 14 de agosto en Palacio Nacional me hizo pensar en el papel que los medios jugaron, juegan y probablemente jugarán en los gobiernos de la autoproclamada Cuarta Transformación.
Conformado principalmente por youtubers y periodistas fundadores de sus propios medios, este encuentro fue el pretexto perfecto para que, tal cual sucedió en varias Mañaneras, los comunicadores afines a la política morenista aplaudieran -sin tapujos- a Andrés Manuel López Obrador.
Es hasta indignante (pensando, pues, en la regla escrita y moral de la neutralidad mediática) haberlos escuchado corear el tan famoso “es un honor estar con Obrador”, pese a los constantes atropellos que vivimos en la prensa durante este sexenio.
Sin embargo, no es fuera de serie que el todavía presidente haya organizado un evento como este. La libertad de la prensa es uno de los ideales que más ha promovido (al menos en su discurso) a lo largo de su mandato, probablemente porque su corriente de pensamiento cercana a las izquierdas plantea al periodismo como una disciplina y profesión que debe de respetarse, en estricto apego a los derechos del pueblo.
No por nada dedicó uno de sus años de gestión a Ricardo Flores Magón. Probablemente el más importante idealista de la Revolución Mexicana y estandarte del periodismo de oposición en México.
Pese a ello, el exacerbado fanatismo que se demostró en la apertura del encuentro arroja una importante reflexión sobre el tipo de periodistas que quieren en la Cuarta Transformación. Paradójicamente, no muy lejano del tipo de periodismo que les fascinó durante la época neoliberal: el de aplaudidores. Hoy en día, el de aplaudidores “independientes”.
**********************************************************************
En el plano regional, específicamente en Hidalgo, donde tengo el gusto de ejercer el periodismo desde hace un tiempo, la cosa no es muy diferente. Ser periodista independiente aquí implica o autocensurarse todo el tiempo, por temor a perder el convenio. O bien, someterse a la “boletinitis”, costumbre que heredaron los gobiernos priístas pero que, con el paso del tiempo, parece no menguar en los gobiernos morenistas, ya sea a nivel estatal o municipal.
A cualquier señal de investigación periodística, de exceso de preguntas, de consulta de información, cortan lazos.
Las administraciones municipales piensan que los medios, independientes o no, son extensiones de su oficina de Comunicación Social y se molestan cuando algo se sale del guion. Buena suerte tratando de ejercer el periodismo libre que tanto dice defender el tlatoani de Palacio Nacional.
Hacer periodismo independiente bajo los gobiernos de la Cuarta Transformación en Hidalgo es vivir obedeciendo. Sometido a una presión sistémica que contradice parte del discurso con el que AMLO inauguró el encuentro del pasado viernes:
El periodismo siempre tiene que estar lo más cercano posible al pueblo y lo más distante al poder, esté quien esté en el poder.”
Pero ojo, con esto no sugiero que no haya buenos periodistas aquí, porque en efecto, los hay. El asunto es que, por momentos, parecen olvidar que no hay que cruzar esa frontera tenue que debe siempre mantenerse en este oficio. Olvidan que el político y el periodista son como el agua y el aceite, bien pueden estar juntos, más no revueltos.
El compañero Áxel Chávez lo definió mejor que yo:
El periodismo es una piel con la que muchos quieren cubrirse. Está tan cerca del poder que piensan en las prebendas que pueden conseguir a través de uno y de otro. La piel del político y la del periodista se contraponen. No pueden unirse sin contaminarse”
**********************************************************************
Con este punto de vista inauguro formalmente mi espacio en Periódico CENTRAL. Medio que, desde su llegada a Hidalgo, imprimió frescura a la forma de informar. Me gusta porque dotan de narrativa con conciencia social a hechos que en otros lados pasan inadvertidos.
Así las cosas. En Hijo del Cácaro encontrará, semana a semana, una opinión sobre hechos de la política. Pero más de temas de impacto social en los que reflexiono mientras trabajo como reportero.
Mi gusto por el cine -de ahí el nombre de la columna- probablemente lleven mis reflexiones a comparaciones, ejemplificaciones o metáforas con el séptimo arte. Quizá haya momentos en que el tema central sea propiamente el cine. O el periodismo o la gastronomía o quizás la música o quizás todo combinado. Usted pásele, que se va a divertir.
Y como decíamos en todos esos años que trabajamos en los cines: ¡Que disfrute la función!
Te puede interesar: