El andamiaje jurídico de UAEH expuso que presentó tres denuncias por los delitos de “revelación de secreto agravado”, “abuso de autoridad” e “infidelidad de la custodia de documentos”, todos ellos porque la Comisión de Derechos Humanos de Hidalgo anunció el caso, sin esperar el plazo de diez días que la universidad tenía para responder.
La Dirección Jurídica destacó que el organismo autónomo vulneró el principio de confidencialidad con dicha difusión. También criticó que recibieron la notificación sobre esa recomendación horas antes de la rueda de prensa donde la Comisión de Derechos Humanos anunció el caso contra la UAEH, el 19 de agosto.
Sin embargo, los vicios expuestos son de forma, más no por errores cometidos en la investigación. Es decir, que la UAEH en ningún momento negó los daños contra alrededor de 13 personas que resultaron afectadas en las agresiones de Abasolo, como si no tuviese cómo contrarrestarlas.
Tras eso, consulté con el área de comunicación social de la CDHEH, obteniendo un dato esclarecedor: es la primera vez que reciben una denuncia en la historia de la institución derivada de una recomendación. Las autoridades suelen ignorar las quejas, mas no combatirlas jurídicamente.
Eso solo lo hizo la UAEH, aferrándose a un pequeño fallo en el proceso que no justifica el resto de los señalamientos por violaciones a los derechos.
Sobre la Defensoría Universitaria
Hay varias conductas pasivo-agresivas en la forma en que la UAEH reaccionó a la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos sobre las agresiones de Abasolo. Respuestas provocativas que –analizando el discurso- más bien invitan a una confrontación directa.
Los comportamientos pasivo-agresivos son un coctel de manifestaciones donde una persona evita exponer sus molestias de manera abierta. En ocasiones, opta por las indirectas, por comentarios sutiles que, sin embargo, no reconocen abiertamente un problema, aunque lo insinúan.
En algunas ocasiones, esas conductas derivan en expresiones contradictorias, donde la persona que expone el problema no tarda en retractarse o minimizar el hecho sutilmente.
Es como alguien que te golpea y después dice “no es para tanto”. Como aquel que lanza vomitivas expresiones y se indigna de cualquier enfadada reacción.
Entre el alumnado es una fatídica broma el decir que la Defensoría Universitaria defiende todo –hasta a los muebles-, menos a los estudiantes.
Dicho órgano funge como la autoridad encargada de proteger y difundir los derechos humanos entre la comunidad universitaria. Esto conforme a los artículos 51, 52, y 53 de la Ley Orgánica de la UAEH. Elsa Ángeles Vera cayó como un meteorito en una tarde de septiembre del 2023 para asumir el cargo. Sucedió a semanas de que la universidad ardía por los paros simultáneos tras las agresiones de Abasolo.
Pasó de tener una tibia estima a convertirse en la villana. Lo que debía ser un puente entre el movimiento estudiantil y las autoridades universitarias más bien parecía una muralla donde se refugiaba la cúpula.
En no pocos videos quedaron registradas las respuestas evasivas, confrontativas y enfadadas de Elsa Ángeles hacia las y los paristas.
A casi un año, la situación no ha cambiado
Durante la rueda de prensa del 20 de agosto, Elsa Ángeles definió a la autonomía universitaria como la “única manera de defender el conocimiento”, cuando el conflicto en cuestión -la recomendación citada- no tiene nada que ver con asuntos académicos.
Pero lo primero fue confrontar abiertamente –a la distancia, claro está- a la presidenta de la CDHEH. Le exigió que recomponga” su actitud hacia la máxima casas de estudios. Una clara advertencia: “no se suba a ese barco”, dijo.
Hasta hizo gala de una plástica empatía, al decir que ambas tienen la función de evitar cualquier vulneración a los derechos humanos, desde sus trincheras. Ella, conceptualizando a toda la cópula académica y administrativa como “comunidad estudiantil”.
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