El controversial exdiputado, exconcejal municipal y también (ex) miembro del ensamble político Grupo Universidad, Jorge Hernández Araus, logró replicar el 1 de diciembre la hazaña de junio, al quedar como alcalde electo en la elección extraordinaria de Cuautepec de Hinojosa.
Por tal razón, la semana pasada recibió por segunda vez este año la constancia de mayoría relativa que lo avala como presidente municipal electo.
Tras una intensa jornada electoral con poca participación ciudadana en apariencia y con más militares y agentes de la Guardia Nacional en las calles que personas jóvenes en el ejercicio del sufragio, el morenista refrendó que, en efecto, la población de Cuautepec quiere un cambio de color en la silla presidencial.
Razones sobran. El mismo INE señaló que la ciudadanía ya no tiene confianza en la corporación policiaca municipal. Es un resultado obvio de la nula acción que demostraron en la elección ordinaria.
Sin mencionar que -según se dice entre la población- es una estructura que poco hace para frenar el crecimiento de los grupos delictivos que abrevan del huachicol. Eso orilla cada vez más a las juventudes a trabajar como halcones motorizados, toda vez que las diferentes localidades, no tan alejadas de la cabecera municipal, quedan sometidas a un yugo simbólico de violencia.
Este problema no es para nada nuevo. Fue ignorado por las administraciones locales por años. Fácilmente se deslindaban del embrollo argumentando que “es un tema federal”. Eso es cierto.
Pero bajo la narrativa de que “de lo que no se habla no existe”, el huachicol sería un tema que ya comenzó a ignorar Jorge Hernández en Cuautepec de Hinojosa.
Ni él ni ningún otro candidato a la presidencia municipal ofreció durante el debate -a pesar de que uno de los temas fue la seguridad- alguna propuesta, siquiera llana, para combatirlo desde las “causas”, como tanto pregona el partido guinda que deben hacer ante estas complicaciones socio-políticas.
El huachicol en este municipio de Hidalgo
Ahí es donde asciende el reto que han de enfrentar los recién llegados morenistas. Hay mucho terreno que pueden transitar para resolver primeramente las complicaciones sociales que se desprenden del huachicol, empezando por la estigmatización que se tiene en el Valle de Tulancingo y a nivel estatal de este municipio textilero de Hidalgo.
No solo el turismo es inexistente. Cada vez es más frecuente escuchar sobre cómo Cuautepec es una suerte de “Culiacán”. No a ese nivel de condiciones inseguras. Solo es cierto que ya no es anormal para el ciudadano que, de un día a otro, suspendan clases por balaceras. También, que existan tensiones entre grupos armados y las autoridades.
Por otro lado, las condiciones educativas en el municipio también deben mejorarse. Según el último Censo de Población y Vivienda hecho por el INEGI en el 2020, el 64 por ciento de habitantes mayores de 15 años únicamente contaban con la educación básica en ese municipio. Apenas el 9.6 por ciento de personas entonces estudiaban la educación superior. El proyecto cuatroteísta a nivel federal ha reiterado que la educación es pilar fundamental para evitar actividades delictivas, aunque también el deporte.
Afortunadamente, Cuautepec cuenta con buenos deportistas tanto en fútbol, como en frontón, en basketbol, por mencionar algunas disciplinas. Sin embargo, la mayoría de ellos argumentan que no hay infraestructura municipal para incentivar el deporte a los demás.
Lo que argumentan la mayoría de ellos es que no hay infraestructura municipal para contagiar a los demás habitantes. Todas las competencias y entrenamientos deben realizarse en Tulancingo.
Otros aspectos a mejorar
En el sector económico, definitivamente el punto que puede marcar un antes y un después es la explotación del gremio textil. Para la delegación estatal de la Canaive, Cuautepec sigue siendo una de las regiones a nivel nacional con mayor generación de empleos en el rubro. Se estima que, junto con Tulancingo, al menos 25 mil personas subsisten de esta industria.
En fin, Jorge Hernández tiene en sus manos la oportunidad para llevar, en efecto, una transformación a Cuautepec de Hinojosa. Una que sea más próxima a los verdaderos cambios de fondo y no solo de forma. Un gobierno que se enfoque primero en devolver la dignidad a sus cuerpos policiacos y tenga las agallas de encarar a las autoridades estatales y federales para presionar desde la trinchera municipal a resolver la crisis huachicolera.
De lo contrario, solo quedará en evidencia que la nueva oleada de gobiernos municipales afines a la 4T. En específico los del Valle de Tulancingo, no vienen más que a recibir órdenes del “Cuarto Piso de Plaza Juárez”, sin ser realmente entes autónomos conocedores y preocupados por sus respectivos pueblos.
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