Tras la reapertura del Bioparque de Pachuca, después de dos años y medio de inactividad, en septiembre del 2022 se convirtió en un santuario para la rehabilitación y cuidado animal.
El lugar mantuvo sus puertas cerradas debido a la pandemia por COVID-19. Sin embargo, su remodelación permitió que chicos y grandes se diviertan por igual.
Este espacio recreativo no es únicamente un lugar de diversión; es un espacio que fomenta el respeto y cuidado de las especies que habitan en él. En sus instalaciones también se promueve el cuidado del medio ambiente, ya que fomentan el reciclaje y protección de la naturaleza.
Como parte del fomento al cuidado de las especies, el Bioparque de Pachuca realiza recorridos a los asistentes mediante el apoyo de practicantes y prestatarios de servicios.
El principal objetivo de los recorridos es observar a los animalitos y entender las necesidades que requieren. Además, posee una unidad de rehabilitación de fauna silvestre.
En esta, animales silvestres rescatados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) son tratados y cuidados. Después los mantienen en observación previo a su liberación.
Actualmente, un tigrillo está bajo observación. Autoridades lo rescataron de un domicilio particular en el municipio de Tulancingo.
También cuidan de un coyote decomisado por la Profepa. Tiene una baja condición corporal, parásitos y aparentemente problemas sanguíneos. Finalmente cuentan con un pequeño mapache rescatado en el municipio de Huejutla, el cual presenta también baja condición corporal y parásitos.
Todos los animales que ingresan tras ser decomisados son valorados por un especialista para determinar su estado de salud. Posteriormente, brindan los cuidados necesarios y nuevamente hacen una valoración para determinar si son candidatos para reincorporarse a su hábitat natural.
Bioparque de Pachuca y su unidad de rehabilitación animal
Las especies que entran al Bioparque de Pachuca, específicamente a su unidad de rehabilitación animal, están monitoreados por cámaras que graban su comportamiento y evolución.
Es así como los especialistas determinan si son aptos para reingresar a su lugar de origen o si definitivamente deben quedarse.
En algunos casos, es necesario que se queden en el Bioparque debido a situaciones que ya los animales ya no pueden controlar. Por ejemplo, en el parque habita un Halcón Peregrino, el cual, tras su domesticación nunca aprendió a volar. Por tanto, no tiene la capacidad física para sobrevivir en el exterior.
Otro caso es el de un Búho Cornudo. Sufrió dos impactos de bala en un ala, por tanto, ya no podrá volar de forma adecuada y debe mantenerse ahí. Asimismo, un Halcón Caracara reside en las instalaciones. La Profepa lo decomisado a un gallero y el ave adoptó costumbres de gallo.
Por ello, este tipo de animales no tienen las capacidades para volver a su hábitat. Sin embargo, si la especie en cuestión se readapta fácilmente a un espacio similar a su hábitat mientras se encuentre en observación, pueden ser liberados posteriormente.
Tal es el caso de un tlacuache con sus crías, que llegó con un fuerte golpe en su carita. Tras 12 días en observación y recuperación, lo pusieron en libertad con sus crías en el parque nacional “El Chico”.
La unidad en Pachuca de rehabilitación animal permite la atención de muchas especies ante cualquier incidente o caso de maltrato. Además, procura el cuidado de los ejemplares en peligro de extinción.
Si deseas visitar el parque, la entrada tiene un costo de 7.30 pesos. Es una aportación mínima, comparado con lo que hacen por los animalitos.
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