El COVID-19 dejó un saldo de 8 mil 339 muertes en Hidalgo durante los más de tres años que duró la emergencia sanitaria en nuestro país. Tres años de caretas, de restricciones y de dificultades que parecen haber llegado a su fin.
El 9 de mayo del año en curso, el gobierno federal hizo oficial el cierre de una de las etapas más difícil de nuestro país en los últimos años. Millones de hidalguenses se vieron afectados por múltiples factores.
Los principales fueron el económico y la salud. Por un lado, los trabajos disminuyeron y las dinámicas laborales se limitaron al hogar.
Además, a lo largo de este periodo los hospitales se desbordaron. De un total de 129 mil 388 casos positivos en Hidalgo, 19 mil 388 fueron hospitalizaciones. De estas destacan las 8 mil 339 muertes por COVID-19 en Hidalgo, según datos del gobierno estatal actualizados hasta el 2 de mayo.
Los municipios que más casos concentraron fueron Pachuca, con 32 mil 711 positivos y mil 411 defunciones; Mineral de la Reforma, con 15 mil 414 positivos y 531 fallecimientos; Tulancingo, con 10 mil 509 casos y 610 muertes; Tepeapulco, con 9 mil 76 casos y 420 fallecimiento, así como Tepeapulco, con 6 mil 453 positivos y 351 muertes.
En cambio, en todo México hay 7 millones 597 mil 980 contagios, de los cuales 333 mil 972 personas fallecieron, según el gobierno federal.
Con los picos más altos de contagios, llegó una herramienta a la entidad que combatió con los médicos esta enfermedad: el hospital inflable. Fue una estructura implementada de emergencia para atención inmediata de los casos de COVID-19, a su vez contaba con alta tecnología para pacientes de gravedad.
El fin de la emergencia sanitaria trajo alegrías cuando aún existía un saldo de 215 casos activos en el estado hasta el 2 de mayo. En 31 municipios todavía se corre un alto riesgo de contagio.
Las cosas que vivimos durante la emergencia sanitaria
Las calles se encontraban desoladas. La gente estaba por primera vez encerrada en sus hogares. Pedían comida rápida e incluso el súper hasta la puerta de sus casas. Las caretas y mascarillas no podían faltarle a nadie y parecía que el mundo, como lo conocíamos, ya no era lo mismo.
Cada noche, algunas familias se reunían alrededor del televisor para saber actualizaciones sobre la enfermedad. Muchos otros, se actualizaban desde sus celulares. La cifra de muertes por COVID-19 en Hidalgo aumentaba y la incertidumbre creció.
Algunos otros tuvieron suerte. Fueron un total de 113 mil 090 personas que afortunadamente obtuvieron un resultado negativo en sus pruebas, las cuales esperaron ansiosos.
Muertes aminoraron tras vacuna contra la COVID-19 en Hidalgo
Por fortuna, un rayo de luz apareció: la vacuna. Con ella, las muertes registradas por COVID-19 disminuyeron drásticamente Hidalgo y el resto del país en medio de la emergencia sanitaria.
Comenzaron a llegar lotes a México. Tu abuela se vacunó, tus padres también y después tú. Muchos presumieron sus comprobantes y, por primera vez, volviste a abrazar a alguien fuera de casa.
Los refuerzos de la vacuna también nos alegraron y la aplicación continuó. Hasta el 9 de mayo de este año, el 94% de la población hidalguense se aplicó al menos la primera dosis, según el delegado de la Secretaría de Bienestar en la entidad, Abraham Mendoza Zenteno.
La emergencia sanitaria terminó. Esto queda como una lección de empatía, de coraje, de unión y solidaridad. Difícilmente volveremos a vivir como antes del 2020 en esta nueva normalidad que llegó para quedarse.
Si bien el estado está en el semáforo verde —que indica el riesgo de alerta y cuidados—, muchos no han dejado de tener precaución. Sigamos así.
Te puede interesar: