La lucha libre atraviesa por un momento complicado ante la disminución de fanáticos en las gradas provocado por múltiples factores, como la dificultad para conectar con las audiencias y la ausencia de nuevos ídolos.
Cada función de este espectáculo tiene un encanto particular. Familias reunidas, expectantes ante un ring, murmuran sobre las peleas que van a presentarse. Entre ellos, intentan anticipar quienes serán los ganadores.
Las bocinas anuncian la “tercera llamada” y los luchadores suben al ring. Es una pequeña exhibición en la sede de la Confederación Nacional Campesina en Pachuca, Hidalgo.
El presentador comienza a emocionar a los pocos asistentes para que elijan el bando de “Los Rudos” o “Los Técnicos”.
Los primeros en pelear son los más jóvenes; las letras pequeñas de la cartelera. Estrellas debutantes que desean alcanzar el reconocimiento para algún día consagrarse como estelares.
En el evento principal están los luchadores con una carrera ya establecida en Hidalgo; figuras de respeto y admiración que interactúan con niñas y niños.
La lucha libre es un espectáculo acuñado como tradición mexicana desde mediados del Siglo XIX. Existieron algunas funciones en el país durante la época de la intervención francesa. Enrique Ugartechea se convirtió en el primer luchador profesional, sentando algunas de las bases que replicarían cientos de deportistas con el paso de los años.
Sin embargo, en la actualidad ha perdido parte de su popularidad en todo el país por distintos factores. Influyó la pandemia del COVID-19, la falta de profesionalismo y de regulación.
Todo eso derivó en la falta de nuevos ídolos en la lucha libre que atraigan a nuevas generaciones e impulsen este deporte.
La lucha libre, un camino a seguir desde la infancia
Kulikitaka comenzó su acercamiento a la lucha libre con los juguetes que sus padres le regalaban. Al salir de la escuela, les pedía muñecos de las grandes estrellas del ring que veía en televisión. Además, se alimentaba de las historias de su abuelo, quien era luchardor. El deporte y el entretenimiento lo tenía en la sangre.
A sus trece años, asistió a una función de lucha libre en donde niños de su edad estaban en el ring, peleando como parte de la función. La imagen quedó grabada en su mente y definió su pasión: “si ellos pueden, yo también puedo hacerlo”.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP “CAFÉ Y CHISMECITO”
Luego de decirle a su madre que quería entrenar aquel deporte, ella se opuso por el miedo a que sufriera una lesión y dejara la escuela. Sin embargo, su padre la convenció, diciéndole: “Va a ver que los trancazos son de a deveras y se le van a quitar las ganas”.
Su madre le condicionó la práctica de la lucha libre a cambio de no descuidar sus estudios, ya que de bajar sus calificaciones dejaría el entrenamiento. Kulikitaka le demostró que podía dedicarse a ambas cosas cuando salía en el cuadro de honor a la vez que entrena.
El joven no es atlético, al entrar en la primera clase de alto rendimiento terminó adolorido de piernas y brazos. El entrenador y sus compañeros pensaron que no regresaría, pero estaban equivocados.
La ausencia de público tras la pandemia
A 14 años de carrera, Kulikitaka analizó la situación actual de este deporte en contraste con los años dorados. Para él, un punto clave en la disminución de la afición ocurrió con la pandemia del COVID-19, en 2020, cuando no podían celebrar funciones.
Aseguró que, desde entonces, han tenido dificultades para que la gente vuelva a las gradas. Consideró que dicha disminución contribuyó a que los luchadores no tengan un entrenamiento constante. Eso afectó a la calidad de las luchas, siendo un problema que claramente identifica el público.
Si tú vas a una función donde ves, no sé, a un señor de ya avanzada edad o de avanzado tonelaje donde no puede moverse ni una maroma, (…) yo no regresaría, mucho menos invito a mi familia, mucho menos paso la voz.”
Por su parte, el referí con trece años de experiencia en el deporte, “Jimmy” -nombre elegido por anonimato-, mencionó que la “lucha vulgar” es una de las principales causas del alejamiento de la afición, no por emplear groserías, sino por ridiculizar y sexualizar a este deporte-espectáculo.
Para él, situaciones como agarrarse la entrepierna, enseñar la ropa interior al público y comenzar a bromear dentro del ring termina por caricaturizar esta práctica. Además, aleja a las familias con el continuo exceso de violencia en las peleas.
Cuando ya de momento ves que los luchadores se suben a las gradas o que agarran las bicicletas de ahí de las ferias (…) o muchos artefactos. Dices: ‘estos chavos no tienen condiciones para estar luchando arriba del cuadrilátero’. ¡Ojo! cuando no son luchas extremas.”
Finalmente consideró que la moral y el respeto quedaron de lado para perpetuar la violencia, la ridiculización y la sexualización, quitando “la magia” a los eventos.
Viejos ídolos opacan a posibles promesas
Guardián Azteca comenzó su carrera en el 2011, también inspirado por las estrellas que veía en televisión. A sus 15 años, empezó a entrenar cuando un amigo luchador lo invitó, tras asistir a una pequeña función.
Tuvo de profesores a los luchadores Sr. Fantástico, El Campesino del Valle, Los Pilotos y los Tarascos. Aprendió el estilo de cada uno de ellos para forjar el suyo.
Durante el mismo año, tuvo su primera lucha bajo el nombre de Dragon Fly en un evento del día del niño, midiéndose en un cuatro contra cuatro.
Tras años como profesionista, su esposa es quien lo alienta y lo impulsa para que no deje de subir al ring.
Guardián Azteca opinó que existe un problema generacional entre los luchadores de vieja guardia y los jóvenes debutantes por la diferencia de estilos entre cada uno.
Se puede decir que, de la vieja escuela a la nueva escuela, yo fui como que una zona intermedia (…). (Antes) eran más recios, ahorita ya son luchas más aéreas, igual tiene su técnica obviamente, saben hacer las cosas, pero gente nueva que se enfrenta a los compañeros de antaño (…) ya hay como que un pequeño roce que tienen, que eres un encajoso, te estás agandallando con la persona, cuando el estilo de lucha así es, es más tosco.”
Para el luchador todo esto forma parte de un problema generacional, donde los únicos ídolos vigentes están concentrados en el pasado glorioso de este espectáculo.
Esos luchadores de la vieja guardia también resisten el cambio generacional de quienes tienen una nueva forma de ofrecer espectáculo. Esto pese a que el talento local no deja de “empujar fuerte” cosa que no deriva en el nacimiento de nuevos ídolos juveniles en un deporte dominado por las viejas leyendas.
Sin duda alguna me ha tocado ver encuentros donde sacan chispas (los jóvenes luchadores). Sin duda me ha tocado ver luchas excepcionales donde han sido premiados, pintan para ser mejores.”
Además, el referí “Jimmy” opinó que las viejas leyendas son quienes evitan la creación de nuevos ídolos al maltratar a sus compañeros más jóvenes.
Ese mismo tipo de gente (las viejas leyendas), cuando ve a un joven que va empezando, lo primero que quiere darle es una enseñanza arriba del ring, pero con llaves, con maltratos, ¿no? Porque así les enseñaron a ellos, porque así nos enseñaron, ¿no? “
El referí destacó que también hay un sentido de superioridad por parte de los deportistas de la vieja guardia. Dijo que la mayoría de ellos considera que las nuevas generaciones no pasaron por el mismo proceso que ellos, demeritando su trabajo.
Resaltó que los métodos en la lucha libre han cambiado, y con ello, la forma de enseñar. Son procesos que los luchadores deben entender, concluyó.
El papel de las promotoras para buscar nuevos luchadores
Antonio Islas es promotor de la Arena Afición de Pachuca, el segundo recinto de lucha libre creado en el país.
Antonio aseguró que es poco lo que atraen los luchadores locales al no tener un medio de difusión masivo para que el público los reconozca. Dijo que, para llenar la arena, deben crear una combinación interesante de luchadores, trayendo a atletas con gran desempeño.
Es poco lo que atrae los elementos locales, vuelvo a repetir, no tenemos televisión, medios de difusión, no los ven en los programas grandes, entonces el elemento deja de ser atractivo.”
Al comparar a los representantes hidalguenses con personalidades populares de la lucha libre como Místico y Psycho Clown, el promotor no ve ídolos de gran categoría en la Arena de Pachuca. Dijo que espera que esos nuevos referentes surjan pronto, ya que, por lo general, cada empresa tiene uno o dos personajes que atraen al público.
El público tiene que decidir y tiene que medir si le gusta el espectáculo; si no le gusta lo que se presenta, no va a venir. (…) Si yo tengo los elementos para atraer al público, el público viene, si no los tengo o no les gusta el cartel, pues es otra cosa”.
Antonio Islas evitó decir si tiene alguna estrategia para que luchadores puedan consolidarse en su gestión. Solo mencionó que, el día que existan ídolos, el público asistirá a la Arena.
Tampoco quiso explicar si elaborará alguna estrategia para crear nuevas estrellas, pese a remarcar que el problema no solo existe en Hidalgo, sino en todo el país.
La búsqueda de promesas
En contraste, la empresa Attack Lucha Libre, organización fundada en 2022 y con un roster donde predominan los luchadores locales, cree que la disciplina y la constancia son el camino para forjar a los ídolos hidalguenses.
“Poético” es uno de los luchadores que forma parte de dicha organización y además, es miembro de la junta directiva.
Proviene de una familia luchadora de tres generaciones, por lo que este deporte ha formado parte de su vida desde temprana edad. A pesar de intentar en otros rubros, como la música o el fútbol, la sangre terminó por llamarlo para continuar con el legado familiar. Actualmente tiene una carrera de 16 años en el medio.
Actualmente, tienes que entrenar mucho, ser muy bueno, irte a un lugar donde te puedan dar esa oportunidad (…). Yo creo que en todos lados son iguales, pero con respecto aquí (en Hidalgo) yo creo que es muy importante la constancia. Quien la pide es porque está preparado para subir ese escalón.”
Para Poético, el contar con un roster fresco y que de luchas de calidad hizo que el interés resurja. Dio que solo así mantiene la expectativa con cada show, por lo que durante dos años ininterrumpidos logrando consolidar la empresa con el público de nicho.
A diferencia de Antonio Islas, él cree que las redes sociales se convirtieron en la publicidad más importante, a diferencia de la televisión tradicional.
Las redes sociales son muy importantes, la publicidad es muy importante, y más que nada la satisfacción del público, que no falta quien le digan “oye vamos a estas luchas, están muy buenas”, que corra la voz.”
La forma de ver el negocio que tiene es de “nuevos valores”, donde crear un roster fresco con luchas de calidad ayude a que la empresa y sus representantes crezcan a la par a través del respeto a la lucha libre en todas sus variaciones.
Con ello, piensa que el ídolo que la gente desea proviene de la educación que se da en los luchadores. Dijo que establecer una disciplina ayuda a mantener un nuevo nivel. Aseguró que es indispensable evolucionar en todos los ámbitos de la lucha libre para estar al nivel que pide la afición actualmente.
Yo considero que cada quien es dueño de su propia opinión (…) a lo mejor hay luchadores de la vieja escuela que dicen -no, lo están arruinando los chavos-, pero considero que no todos los chavos estamos haciendo eso (…), yo considero que no hay malos luchadores, sino personas que no le dedican la constancia que le deben dedicar”
Finalmente señaló que la empresa que representa premia la constancia. Piensa que los luchadores actuales que desean crecer son ejemplo de las oportunidades que existen.
La falta de regulación
Para el réferi “Jimmy”, el principal problema para que exista un nuevo auge de la lucha libre, con el surgimiento de nuevos ídolos, está en la falta de regulación sobre este espectáculo en varios estados.
Hace falta un reglamento o la creación de una comisión de lucha libre estatal, que ayude a incentivar la conformación de mejores profesionales que eleven el nivel del espectáculo.
Asegura que, desde la década de los 70, no existe una comisión de lucha libre, al menos en Hidalgo. Eso impide que haya una escuela formal de profesionistas, la cual es obligatoria para obtener licencia como luchados.
Muchos aspirantes a luchadores de Hidalgo deben irse a otros lugares, como Ciudad de México, para profesionalizarse y obtener su licencia.
En la endidad existieron intentos por crear un reglamento para este deporte. Sin embargo, la propuesta pasó por distintos gobernadores y presidente municipales, sin que pudiera concretarse.
La respuesta de las autoridades es un reflejo de la indiferencia de la sociedad hacia la lucha libre y la creación de nuevos ídolos. No hay interés genuino por impulsar y promocionar este espectáculo, como sí sucede con otros deportes como el fútbol. Para “Jimmy”, la lucha libre termina como “un patito feo”, pese a su dimensión cultural e identitaria.
No hay una regulación como tal, ni de sueldos, ni de funciones, de muchísimas cosas, (…) regular todo, dar buenos sueldos, que se tome como un trabajo profesional, pues va a ser difícil.”
Como resultado, queda un espectáculo que vive al día, a medias de un profesionalismo, que aleja a muchos posibles aficionados, y sin grandes ídolos que atraigan a nuevas generaciones.
Con información de Jorge Guzmán
Te puede interesar:
dando clic en el periódico